Día sano. Con mi señor padre en la mañana jugando con maderos (la reconstrucción de la casa sigue en pie) y en la tarde salir con Basilio que estaba aburridísimo con su modem adsl a medio morir saltando. «Hola, estoy abajo de tu departamento», «ya pos, sube», «no!, vamos a dar un par de vueltas!». Y así lo hicimos, enfilamos a Lenga con cara de hambre y sed de playa. Nos pusimos al día (que vaya si hacía tiempo no nos veíamos), empresas que cierran, otras que abren, tanto que nos dieron ganas de abrir una y ser de los que abren y no cierran más; o de los que abren, la venden y se las tiran un buen rato antes de iterar.