Bea y Basilio se aparecieron por mi casa el fin de semana tras visitar a su mamá en el Sanatorio Aleman. De pasada debían llevarse la guitarra de Carlitos que estuvo bajo mi cuidado mientras el se encontraba de viaje en Paraguay. No podía devolvérsela sin antes tocarla un rato.

Mucho rato según Bea, ya que aburrida tomó mi cámara y comenzó a tomar fotografías por aquí y por allá, algunas con muy buenos resultados siendo que nunca antes había usado mi cámara.

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